jueves, 7 de enero de 2010

Importancia y necesidad de la alimentación y el descanso en el estudio

Creo conveniente destacar el papel que juegan la alimentación y el descanso en tareas cognitivas y concretamente, en la tarea de estudiar.
El estudio es una actividad que exige un gran esfuerzo y para rendir al máximo hay que estar en buen estado de salud. Por tanto, el estudiante se tiene que cuidar y en ello juegan un papel esencial una alimentación sana y un descanso adecuado.
Algunos estudios confirman que la capacidad intelectual se ve afectada por la calidad nutritiva debido a que todos los trabajos intelectuales necesitan un soporte material. Sabemos que la nutrición es importante, pero aún lo es más para la función cerebral. Nuestro cerebro, como cualquier parte de nuestro cuerpo, necesita alimentarse. En función de los nutrientes que reciba, su actividad será diferente. La alimentación debe ser equilibrada y variada. En ella deben estar presentes todos los nutrientes esenciales que contribuyen al buen funcionamiento de nuestro organismo, ya que el cerebro consume un 20% del gasto energético total del organismo.
La principal energía que necesita el cerebro para funcionar es la glucosa que proviene de comer alimentos ricos en carbohidratos. Éste consume también gran proporción de otros minerales como el fósforo, magnesio, calcio, potasio, sodio y cloruros. De ahí la importancia de realizar un aporte adecuado de estos nutrientes. Sabemos que el desayuno incrementa el índice de glucosa en la sangre, que a su vez activa un transmisor cerebral denominado acetilcolina, al que relacionan con la memoria. Por lo que,las sustancias que frenan la producción de este transmisor reducen la capacidad para recordar nueva información. Por tanto, es muy importante el aporte de glucosa durante el desayuno. Por otra parte, el consumo de vitaminas es igualmente necesario. La vitamina B1 es un fuerte remedio contra las pérdidas de memoria y la confusión mental; para paliarlas es conveniente la ingesta de frutos secos, como las avellanas o las nueces. Por su parte, la vitamina C, presente en frutas y cítricos, contribuye a mejorar la capacidad de recordar y a reducir el cansancio y la fatiga. Relevante es también el consumo de verduras, que contiene un elevado número de antioxidantes, responsables del deterioro de las membranas celulares, lo que ocasiona pérdidas de memoria y concentración.
Mención especial merece el hierro, cuyo déficit disminuye notablemente el rendimiento y la capacidad intelectual, ya que se encuentra en las enzimas responsables de regular la función del cerebro. Se sabe que las dietas pobres en hierro retrasan el crecimiento, alteran el sistema inmunológico y repercuten en la salud cerebral. Un exceso o un defecto de cualquier nutriente necesario puede afectar al sistema nervioso.
Por su parte, el descanso también es un factor fundamental. Es un momento fenomenal para “desconectar” y refrescar la mente. El estudiante debe planificar su actividad respetando los periodos de descanso y las horas de sueño. Éstas no se pueden sacrificar pensando que así se puede estudiar más, ya que a la larga pasa factura. De forma imperceptible, el alumno va acumulando cansancio y el rendimiento intelectual se reduce considerablemente.
En definitiva, está comprobado que los factores ambientales inciden en la eficacia del estudio. En general, hay que comer sano, a horas regulares procurando ingerir diariamente los nutrientes esenciales. De la misma manera, es importante establecer hábitos regulares y cuidar la calidad del sueño (tipo de cama, etc.) y, según la edad, tratar de dormir el número de horas necesario. Además, es bueno practicar algún deporte, ya que el ejercicio físico ayuda a mantener el cuerpo en forma y permite quemas energías y liberar el estrés.
Ahora tocar pensar, si realmente nos lo tomamos en serio y, en especial, si los estudiantes realizan una alimentación adecuada y adoptan períodos de descanso productivos.

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